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Foto del escritorRedacción

La violencia se llevó a Wilson, al zanquero y líder social

Actualizado: 16 ene 2020



La violencia irracional que se pasea por Cali como Pedro por su casa, tocó esta vez a Wilson Chantre, el viejo zanquero de todas las marchas sociales. El pasado 20 de diciembre fue asesinado cuando llegaba a su casa del barrio Floralia luego de sus labores como cuidador de carros en la Clínica de los Remedios. La muerte representada en un maleante con cuchillo se le atravesó y lo dejó tirado en la calle 84 con carrera 3BN del populoso sector de Floralia.

Wilson es recordado por su constante participación en las marchas de trabajadores, de estudiantes y profesores donde hacia alarde de su gran equilibrio en unos gigantescos zancos y vestido de llamativos colores con los cuales le daba una pintoresca alegría a las caminatas. En los “coge coges”, salía corriendo en sus zancos logrando avanzar rápidamente para escabullirse de los gases y bombas de aturdimiento del ESMAD.

Los estudiantes lo dotaban de pintura spray para que dibujara los graffitis en la zonas altas de las paredes siendo muy difícil su limpieza. En Cali aún se conservan en muchas paredes las huellas de la mano de Chantré.

La última vez que lo vimos fue en la manifestación de Gustavo Petro en la Plazoleta de la Gobernación del Valle, donde acudió, como siempre, por amor a la causa. Sentía especial afecto por el periódico La Razón, el cual distribuía desde las alturas sin ningún ánimo de lucro. En aquella ocasión le tomamos varias fotos con la intención de escribir un artículo sobre su vida, pero el destino se opuso y hoy lamentablemente lo hacemos cuando ya no está.

Hace muchos años, nos contó que muy joven inició sus estudios en la Universidad del Valle, pero la marihuana y el alcohol no le permitieron concluirlos. Los profesores sentían especial afecto por él y le insistían en que enderezara su rumbo y se dedicara a estudiar pues capacidades tenía de sobra. Iba con frecuencia a Univalle a participar de cuanta gesta estudiantil se organizara y los muchachos le pedían al “cucho Chantré” que les enseñara el arte de caminar, correr, bailar en zancos.

Wilson era todo un artista social, un rebelde pacífico, un soñador y por eso su muerte a los 57 años ha causado sorpresa e indignación y desde ya se pide a las autoridades investigaciones precisas sobre lo que ocurrió y el porqué de su muerte. Ojalá no sea parte de la estadística de los crímenes de los líderes sociales...

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