Los últimos resultados de las elecciones en Francia muestran que la derecha perdió el reto que le había planteado el Presidente Macron a quienes votaron contra las ideas de integración Europea. La derecha solamente pudo obtener el 46% de los votos y las alianzas organizadas desde la Presidencia dieron un volumen de 54% de la votación total.
Otro ejemplo que, como el de México muestra que las derechas pierden espacio si los movimientos progresistas entienden los signos de los tiempos y unen voluntades para hacer respetar los derechos humanos y hacer que las democracias piensen más en el hombre que en la economía. El Nuevo Frente Popular (NFP), una coalición formada de socialistas, comunistas, verdes y el partido izquierdista Francia Insumisa, ocupará entre 172 y 192 de los 577 escaños de la Cámara, según la encuesta de Ipsos.
Con una participación récord, la más alta en casi 40 años Francia ha logrado frenar a la ultraderecha de Le Pen. Según la primera encuesta a pie de urna, la Agrupación Nacional quedaría en tercer lugar. El Presidente del Gobierno Español reaccionó diciendo: “Esta semana, dos de los mayores países de Europa han elegido el mismo camino que eligió España hace un año: rechazo a la ultraderecha y apuesta decidida por una izquierda social que aborde los problemas de la gente con políticas serias y valientes. Reino Unido y Francia han dicho SÍ al progreso y el avance social y NO al retroceso en derechos y libertades. Con la ultraderecha ni se pacta ni se gobierna”. (Ver X y Euro News) En Colombia con estos resultados, es posible que no vuelen las palomas y la gente cabal desaparezca del mapa político. La derechas están en decadencia.
Los poderes invisibles no pueden seguir corrompiendo la democracia. Desde antiguo los ricos y poderosos de Grecia y Roma compraron sus puestos en el Senado y en las grandes decisiones de esos imperios, pero finalmente llegó a Grecia la verdadera democracia en consorcio con el pueblo y a Roma el poder popular que desde César se instauró en todas las regiones del mundo conocido de ese entonces. Como afirma Bobbio “la derecha reaccionaria perenne, que resurge continuamente bajo las más diversas vestimentas” y que quiere destruir la democracia del pueblo, siempre frágil, vulnerable, corrompible y frecuentemente corrupta. Los recientes ejemplos de votaciones en defensa de los derechos fundamentales y los derechos sociales económicos y culturales debe servir a Colombia de referente para no oír
los cantos de sirena del Uribismo recalcitrante y excluyente, porque sería volver a las épocas aciagas de los falsos positivos y del paramilitarismo hirsuto que devino en poder estatal bajo el amparo de ricos y empresarios que defendían sus haciendas y sus ganaderías a campo abierto y con fuego cruzado.
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