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El exalcalde despistado: Cuando un trino causa estragos




En la era de la comunicación digital, las redes sociales se han convertido en plataformas de gran impacto, capaces de influir en la opinión pública y en la política. Una de estas plataformas, la red social X, ha ganado notoriedad por su capacidad de difundir mensajes de manera rápida y masiva, aunque a menudo con un carácter superficial y sensacionalista. En este contexto, cualquier comentario, por disparatado que sea, puede alcanzar una repercusión significativa, aunque carezca de fundamento o seriedad.

Este fenómeno recuerda a la tradición  de los chismes en Cali que proliferaban en desde tiempos inmemoriales hasta hoy. En aquellas épocas, el y la “viej@ chismos@” era una figura conocida por todos, cuya información todos sabían de dónde provenía. Sin embargo, el miedo a resultar en la manos de los chismos@s y a su potencial para dañar reputaciones era algo que preocupaba a muchos, incluidos los personajes públicos y cuando se caía en esa boca válgame Dios.

Un ejemplo reciente de cómo una figura política puede caer en este juego de desinformación y polémica lo encontramos en Jorge Iván Ospina, el exalcalde de Cali. Quien prometió dejar descansar a la ciudad tras su mandato, pero su conducta y declaraciones prolíficas permanentes, han generado controversia, rompiendo su promesa, pero eso no sorprende a nadie. Durante la pandemia, Ospina, que también es médico, causó revuelo al invocar a babaláu, dándole poderes a brujos, una práctica nunca antes vista en Cali. En un acto irresponsable, llegó a decir que el COVID-19 solo afectaba a los ricos, ignorando los ampliamente documentados componentes sociales de las epidemias, lo que resultó en una gran cantidad de vidas perdidas en la población de los sectores populares y mas humildes de la ciudad.

El incidente más reciente, pero que no ha sido el único y seguramente no será el ultimo, que ha puesto a Ospina en el ojo del huracán ocurrió hace unos días, cuando en su afán de protagonismo comentó en la red social X sobre la contratación de Radamel Falcao García, una estrella del fútbol mundial y orgullosamente colombiano. Ospina afirmó que Falcao no jugaría en ciertas ciudades de Colombia, lo cual consideró discriminatorio. Sin embargo, olvidó que la programación del torneo establece las ciudades donde se juegan los partidos, resultando en una declaración que evidenció su desconocimiento y causó ridículo a los caleños, con connotaciones de tipo nacional.

Este tipo de declaraciones y comportamientos han dejado a Cali no solo con una sensación de desprestigio, sino también de desesperanza hacia quienes han dirigido la ciudad desde el más alto cargo. Los caleños deben reflexionar sobre el tipo de liderazgo que aceptan y exigir figuras políticas que verdaderamente representen los intereses y el potencial de la ciudad. Cali merece un liderazgo que promueva su desarrollo y su posición como una de las ciudades más importantes del país. Para lograrlo, es esencial imponer un criterio riguroso al momento de elegir a sus dirigentes, dejando de lado la emocionalidad que ha influido en muchas de las decisiones y que ha resultado en la elección de los últimos alcaldes.

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