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Foto del escritorRedacción

CUBA ES UNA RÉMORA EN OSCURIDAD PERPETUAJAIRO RAMOS ACEVEDO

JAIRO RAMOS ACEVEDO

Escritor vallecaucano



Para aquellos que fuimos testigos áticos de la revolución cubana, cuyo contagio se expandió por todo el continente desde el río bravo de México hasta la Patagonia, en Argentina y Chile. 


Ese llamado a la reivindicación social, donde el pueblo irredento e inconforme, puso todas sus ilusiones y anhelos de cambio, fue solo una brizna al viento, porque el tiempo la apagó. 


Hoy después de muchos años, cuando ese paradigma revolucionario inoculó de esperanza a toda la juventud universitaria y sirvió como parapeto para protestar por todo, en aquellos países donde la 

Democracia era solo una fachada y en otros una tiranía. 


El escritor, traductor y crítico habanero, Jorge Ferrer, nos sorprende con una obra titulada “Contra la memoria y el olvido” (Ladera Norte-2024), un libro vibrante sobre el exilio, la libertad, el desarraigo y el perdón. Año 1959. La Revolución triunfa en Cuba. El abuelo Ferrer, funcionario del gobierno de Fulgencio Batista, emprende el camino del exilio. El hijo Ferrer se convierte en el perfecto apparatchik castrista. Y el nieto Ferrer, pionero de la Revolución, medio cubano, medio ruso, dejará la isla desengañado por el inmovilismo del régimen. 


Este nieto es Jorge Ferrer (La Habana, 1967. El libro es la saga de una familia sacudida por el totalitarismo. El autor, se considera hijo de la Revolución, pero en realidad es el hijo de una familia rota precisamente por la Revolución. Su abuelo, un anticastrista en Nueva York; y su padre, un alto funcionario del Gobierno cubano en Moscú, es decir, en las dos capitales de la Guerra Fría. 



El autor cuenta que lo llevaron muy adolescente a la Unión Soviética, ahí se formo y, después de regresar a Cuba, se fue al exilio con 25 años, a Barcelona. Una de las razones para escribir esta historia es intentar poner orden en el caos que es su propia vida. 


El libro “Contra la memoria y el olvido” sirvió de excusa para que el autor se hiciera preguntas complejas. ¿Quién fue mi

padre? ¿Quién era mi abuelo? ¿Qué


hicieron en las dictaduras en las que les tocó vivir y cómo resolvieron su circunstancia vital?


El abuelo, un hombre con un carisma extraordinario, convertido como tantos otros en un paria, en un byvshi, que es la palabra rusa, lo resuelve exiliándose y siendo un pobre viejo que limpia mesas en Manhattan. Su padre hace toda su carrera en la Revolución, pero acaba más o menos decepcionado. Y decide, en la vejez, seguir el camino de su padre y de su hijo y marcharse a Miami. Y entonces fallece de manera súbita, en forma inexplicable. Meses después de la toma de Fidel Castro a La Habana, consideró oportuno dejar salir aquellos que no eran afectos al régimen. Así permitía oxigenar las ideas revolucionarias. 


El padre de Jorge Ferrer se tomó su exilio con una enorme resignación. El escritor Ferrer al volver de la URSS a La Habana, en 1991, formó parte de Paideia, un grupo cultural de oposición con un profundo anhelo reformista, muy marcado por la Perestroika. Su padre sabía que Jorge Ferrer no tenía hueco en Cuba y que estaba complicándole la vida, y también se la estaba complicando él. Y en 1994 empezó a buscar una salida. Al poder le convenía dejar marchar a unos cuantos enemigos que tratan de huir a Miami o España. 


Después de treinta años de exilio, el autor volvió a Cuba y descubrió que existen dos países distintos: uno fantasmagórico y otro real, que aún no ha podido salir del atraso, abandono y marginalidad. 


Una nación que se quedó anclada en sueños de cambio social, económico y político. El escritor Jorge Ferrer, señala en sus propias palabras, cual es su visión del Estado Ruso, más no de la Unión Soviética, que desapareció: “He estado yendo a Rusia desde principios de los 2000, por mi trabajo con la literatura rusa. Y he sido testigo de cómo la transformación propiciada por Gorbachov, el sueño de libertad, ha acabado en la pesadilla chovinista, solipsista y nacionalista de Vladimir Putin. Es decir, esa regresión de Rusia a la peor Unión Soviética. Svletana Aleksiévich me lo explicaba cuando comenzó la guerra en Ucrania. "Vivimos en el Gulag durante muchos años. Un día nos dijeron “las puertas están abiertas, salid”. Y salimos, y la intemperie de la libertad, la intemperie a la que es arrojada la gente cuando desaparece el Estado, es tremenda. Y entonces volvimos a meternos dentro del gulag, cerramos la puerta y nos peleamos ahí dentro". Lo que sucede en Rusia, por desgracia, no es excepcional. El mundo del postcomunismo es también el mundo de los populismos, de la ferocidad nacionalista. 


Finalmente, el lector acucioso podrá encontrar en el libro “Contra la memoria y el olvido”, la trayectoria vital del autor, de donde sale la pregunta: ¿De dónde es, realmente? El escritor responde: “He terminado por concluir que soy híbrido: muy cubano, un poco ruso, bastante español. De ahí esa pasión que tengo por unir los puntos, como en ese juego infantil en el que creas figuras. Yo uno a Marina Tsvetáieva con Severo Sarduy y con José Martí y es como una revelación. Mi vida es un juego intelectual permanente para juntar esas referencias de tres países que siento muy míos”. Finalmente, concluye que, Cuba es una rémora en oscuridad perpetua.


JAIRO RAMOS ACEVEDO

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