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Todo lo que necesitas saber sobre la contaminación por plásticos



El Presidente de la Asamblea de ONU Medio Ambiente (UNEA) hace sonar el martillo hecho de plástico reciclado sobre la resolución aprobada. Crédito: PNUMA  


El Día Mundial del Medio Ambiente de 2024 celebra su quincuagésima edición anual con especial atención a la crisis de la contaminación por plásticos. ¿Por qué? La humanidad produce más de 430 millones de toneladas de plástico al año, dos tercios de las cuales son productos de vida corta que en poco tiempo se convierten en desechos, que inundan los océanos y, a menudo, invaden la cadena alimentaria humana.

"Muchas personas no son conscientes de que un material que está arraigado en nuestra vida cotidiana es capaz de tener un impacto tan significativo no sólo en la vida silvestre, sino también en el clima y en la salud humana", afirma Llorenç Milà i Canals, responsable de la Iniciativa del Ciclo de Vida del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).

Siga leyendo para saber más sobre la crisis de la contaminación por plásticos:

¿Por qué la contaminación por plásticos es un grave problema?

El plástico es un material asequible, duradero y flexible que está omnipresente en la vida moderna, desde los embalajes hasta la ropa y los productos de belleza. Sin embargo, se desecha a una escala descomunal: cada año, más de 280 millones de toneladas de productos plásticos de vida corta terminan en la basura.


En total, el 46% de los residuos plásticos se deposita en vertederos municipales, mientras que el 22% se gestiona de manera inadecuada y se convierte en basura. A diferencia de otros materiales, el plástico no se biodegrada. Puede tardar cientos de años en descomponerse, por lo que, cuando se desecha, se acumula en el medio ambiente hasta alcanzar un punto crítico. Esta contaminación asfixia a la fauna marina, deteriora el suelo, envenena las aguas subterráneas y puede causar graves consecuencias para la salud humana.

¿Es la contaminación el único problema del plástico?

No, también es un factor causante de la crisis climática. La producción de plástico es uno de los procesos de fabricación más intensivos en energía del mundo. Este material se fabrica a partir de combustibles fósiles, como el petróleo crudo, que se transforman mediante calor y diversos aditivos en un polímero. En 2019, los plásticos generaron 1.800 millones de toneladas métricas de emisiones de gases de efecto invernadero, el 3,4% del total mundial.

 

¿De dónde procede toda esta basura plástica?

El sector del envasado y empaquetado es el mayor generador de desechos plásticos de un solo uso en el mundo. Aproximadamente el 36% de todos los plásticos producidos se utilizan en envases o embalajes. Esto incluye los embalajes de plástico de un solo uso de alimentos y bebidas, el 85% de los cuales acaban en vertederos o como residuos gestionados de forma inadecuada.

La agricultura es otro sector en el que el plástico está omnipresente: se utiliza en todo tipo de productos, desde recubrimientos de semillas hasta películas de mantillo (abono). La industria pesquera es otra fuente considerable de desechos plásticos. Recientemente, se han realizado estudios que sugieren que más de 100 millones de libras de plástico llegan a los océanos provenientes únicamente de los aparejos (redes, anzuelos, etc.) de pesca industrial. La industria de la moda es otro gran consumidor de plástico. Alrededor del 60% del material con el que se confecciona la ropa es plástico, incluido el poliéster, el acrílico y el nailon.


Alguna vez he oído hablar de los microplásticos. ¿Qué son?

Son pequeños fragmentos de plástico de hasta 5 mm de longitud. Proceden de todo tipo de materiales, desde neumáticos hasta productos de belleza, que contienen microperlas, diminutas partículas utilizadas como exfoliantes. Asimismo, los tejidos sintéticos son otra fuente importante. Cada vez que se lava la ropa, las prendas desprenden diminutas fibras de plástico llamadas microfibras, una forma de microplástico. Cada año, el lavado de ropa por sí solo provoca que lleguen a los mares unas 500.000 toneladas de microfibras de plástico, el equivalente a casi 3.000 millones de camisas de poliéster.

¿Qué se está haciendo contra la contaminación por plásticos?

En 2022, los Estados Miembros de las Naciones Unidas acordaron una resolución para acabar con la contaminación por plásticos. Un Comité Intergubernamental de Negociación (CIN) está elaborando un instrumento jurídicamente vinculante sobre la contaminación por plásticos, con el objetivo de tenerlo terminado a finales de 2024. Las conversaciones se han centrado en medidas que tengan en cuenta todo el ciclo de vida de los plásticos, desde la extracción y el diseño de los productos hasta la producción y la gestión de los residuos, lo que brinda la oportunidad de diseñar los residuos antes de que se generen, como parte de una próspera economía circular.

 


¿Qué más queda por hacer?

Aunque estos avances son una buena noticia, los compromisos actuales de los gobiernos y las empresas no son suficientes. Para abordar eficazmente la crisis de la contaminación por plásticos, es necesario un cambio sistémico. Esto significa pasar de la actual economía lineal del plástico, que se centra en producir, utilizar y desechar el material, a una economía circular del plástico, en la que el plástico que se produce mantiene su máximo valor económico durante el mayor tiempo posible. Es decir, que siga siendo útil de alguna u otra manera sin recurrir a su eliminación.

¿Cómo pueden los países hacer esto realidad?

Los países tienen que fomentar la innovación y ofrecer incentivos a las empresas que eliminen los plásticos innecesarios. Se necesitan impuestos para frenar la producción o el uso de productos de plástico de un solo uso, al tiempo que hay que introducir exenciones fiscales, subvenciones y otras medidas de estímulo fiscal para fomentar alternativas, como los productos reutilizables. Asimismo, es preciso mejorar las infraestructuras de gestión de desechos.

Por último, los gobiernos pueden participar activamente en el proceso del Comité Intergubernamental de Negociación para forjar un instrumento jurídicamente vinculante que haga frente a la contaminación por plásticos, en particular en el medio marino.

¿Qué puede hacer el ciudadano de a pie contra la contaminación por plásticos?

Aunque la crisis de la contaminación por plásticos requiere una reforma sistémica, las decisiones individuales sí pueden marcar la diferencia. Por ejemplo, la ciudadanía puede cambiar sus hábitos de consumo para evitar los productos de plástico de un solo uso siempre que sea posible. Si los productos de plástico son inevitables, deben reutilizarse o reutilizarse hasta que ya no puedan usarse, momento en el que deben reciclarse o eliminarse adecuadamente. Llevar bolsas al supermercado y, si es posible, esforzarse por comprar alimentos de origen local y de temporada que requieran menos envoltorios o empaquetado plástico y transporte.

¿Sirve de algo si como ciudadanía presionamos a los gobiernos y a las empresas para que solucionen la contaminación por plásticos?

Sí. Una de las medidas más importantes que pueden tomar las personas es asegurarse de que su voz sea escuchada hablando con sus representantes locales sobre la gravedad del problema. La ciudadanía también tiene el poder de apoyar a las empresas que se esfuerzan por reducir los productos de plástico de un solo uso en sus cadenas de suministro, ya sea comprando sus productos o difundiendo su labor en las redes sociales. Si la gente ve que una empresa utiliza plástico innecesario (como los plásticos de un solo uso que cubren la fruta en una tienda de comestibles) puede ponerse en contacto con la administración y pedirle que adopte prácticas más responsables.

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