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La barbarie en Colombia y la increíble tolerancia a la misma. ¿Podemos salir de allí?

Por César Augusto Muñoz

Consultor senior de Empresas.


Autor del libro “Más allá del líder”.

Para aproximar una respuesta a esa inquietud vamos a utilizar tres preguntas que nos plantearon en una Escuela Política de Formación Ciudadana a la cual pertenezco en esa larga y permanente búsqueda de cómo contribuir en forma efectiva a la conformación de una Colombia mejor, es decir, demócrata de verdad, sin violencia, sin millones de colombianos en la miseria, sin injusticias, sin la corrupción desaforada que nos invade cada vez más y en sana convivencia. Veamos las preguntas: 

1. ¿Qué causas han traído a Colombia a ser una sociedad donde la barbarie y el asesinato campean a sus anchas y ello por décadas y décadas?

En mi opinión Colombia ha sido casi un país fallido en su democracia y en sus resultados sociales, desde el proceso de independencia, con Santander y sus secuaces a la cabeza. Los criollos (hijos de españoles nacidos en nuestra tierra) después de la independencia mantuvieron la explotación de la población que nos hacían los españoles. Esto lo hicieron a sangre y fuego por dos siglos y cada vez en forma más sangrienta. Y no vale la pena enunciar las sucesivas guerras, las violencias, los asesinatos selectivos y muchas veces centrados en grupos específicos (los de la UP por ejemplo: 4.616 homicidios y 1.117 en desaparición forzosa), la miseria y la inequidad rampante (en 2022, 18,3 millones de pobres monetarios y 6,9 millones de pobres extremos), y todo eso hasta llegar a más de 6400 asesinatos de gente inocente y engañada (los mal llamados falsos positivos) promovidos por políticas oficiales del gobierno nacional, y las famosas AUC, esos grupos paramilitares asesinos impulsados por los explotadores de siempre y promovidos, asociados y apoyados por la fuerzas armadas del Estado y los gobiernos dominantes. Todo ello respaldado por un imperio, el de EEUU, que como siempre ha sido tremendamente sanguinario y opuesto a todo lo que no beneficie sus intereses y su poder mundial. 

Como producto de este tenebroso proceso se surgen en Colombia tres cosas:

1. Varios grupos guerrilleros con el ideal de la liberación y el fin de la explotación, pero también lleno de violencia: asesinatos, secuestros, extorsiones, tomas violentas de poblaciones, bombas, etc. Lo cual generó una desconfianza generalizada en la llamada izquierda y en general en quienes buscan el cambio y la justicia social. 
2. El desplazamiento forzado de millones de colombianos en las peores condiciones hacia las ciudades, lo cual impulsa la miseria y una delincuencia común extendida y cada vez más violenta. Otros se fueron del Colombia: a USA, Chile, España y a muchos otros países, significando una pérdida de talento o recursos humanos … muchos de ellos con grandes capacidades y conocimientos. 
3. El narcotráfico y el micro-tráfico, los que, por su naturaleza ilegal, son unos promotores bárbaros de la violencia. El narcotráfico profundiza la corrupción (la cual ya existía), en todos los sectores de la sociedad: el político, el financiero, las fuerzas públicas (ejército, policía, etc.), las instituciones legislativas, judiciales y del ejecutivo, tanto a nivel nacional, departamental y municipal, las iglesias, el comercio, el sector privado en general, etc., etc.

En otros países ha habido circunstancias históricas parecidas y graves problemas sociales y políticos muy complicados, como Chile, Nicaragua, El Salvador, Argentina, Perú y muchos otros, pero aquí la situación se supo disfrazar de democracia, a la par que se profundizaba la explotación extrema de la población en el campo, donde además les robaban sus tierras y en las ciudades donde se morían de hambre y marginación. 

En Colombia no ha habido una democracia real, sino una formal, de papel, de votaciones amañadas y compradas y carente de oportunidades para los más vulnerables. Es un problema estructural donde los intentos de solucionarlo, como la constitución del 91 o el acuerdo con las FARC y muchos otros, terminan boicoteados para neutralizar todo aquello que le disminuyera al establecimiento dominante el poder, la explotación y el desangre de los recursos naturales y públicos, los servicios básicos de salud, pensiones, educación y la riqueza que produce el país con el trabajo de millones de colombianos. 

Se incluye en el boicot al cambio o el mejoramiento social, los asesinatos de líderes políticos promisorios como Jorge Eliécer Gaitán, Jaime Pardo Leal, Bernardo Jaramillo Ossa, Carlos Pizarro Leongómez, Álvaro Gómez Hurtado y Luis Carlos Galán, así como miles de líderes sociales, soldados, policías, guerrilleros y civiles. Más de un millón de homicidios de la violencia de mediados del siglo XX hasta nuestros días: 2024. 

Obviamente esto es un problema multi-causado, pero con una causa mayor y original descrita al principio de este artículo, pero que no se ha entendido ni aceptado y cuyas consecuencias sufrimos todos los colombianos porque cada día se extiende más: la falta de una auténtica democracia y de justicia social. Y sin darse cuenta la sufren aún quienes, en medio de su ignorancia social, la provocan y la mantienen, así se hayan preparado en prestigiosas universidades nacionales o extranjeras. 


2. ¿Cómo entender que el grueso de la población colombiana no se haya opuesto radicalmente a lo que se padece desde hace tanto tiempo y haya convivido sin rebelarse contra ello?

Somos un país con una población profundamente alienada donde se ha sabido utilizar astutamente a los medios de comunicación (radio, prensa, TV y hoy en día a las potentes redes de comunicación, que son las que más enredan la verdad y se llenan de mentiras), en manos de los poderososii (Luis Carlos Sarmiento Angulo, los Santodomingo, el grupo de Carlos Ardila Lulle, el GEA (Grupo Empresarial Antioqueño), Jaime Gilinski Baca, y en forma cada vez más descarada (ver por ejemplo El Colombiano, El País y Semana que ha llegado al fondo más vergonzoso de la ausencia de periodismo), pero también han hecho su papel en ese sentido las iglesias, el sistema educativo muy influenciado por la religión, las leyes y sus símbolos y lemas… (Dios y patria) y los entretenimientos como la música urbana, los conciertos, las telenovela, el fútbol, etc.. Todo orientado a desviar la atención de la gente de los profundos problemas que los aquejan.

Y hablo de la alienación explicada no solo por Marx, sino por Weber, Durkheim, Hegel y otros con sus diferencias, pero que demuestran que el ser humano alienado llega a una deformación de la conciencia, donde son víctimas al aceptar que sus relaciones sociales son así y que qué se va a hacer… resignación. 

Hay una muerte del pensamiento propio, se quedan en las noticias manipuladas, con absoluta falta de capacidad de análisis profundo de las mismas, en donde por su ignorancia política, su opinión es ley y condena a cualquiera que piense diferente. 

Alienación que implica una pérdida del control de sí mismo, de su pensamiento, de su autonomía al ser controlado o inducido por fuerzas ajenas a él, como los instrumentos de influencia ideológica: la televisión, el mercado, la publicidad, la moda, etc. 

Esta alienación empobrece al individuo y representa la pérdida de su propia identidad; Acepta y defiende a la clase dominante como compatible con el mantenimiento de su dominación. La alienación es, pues, la reducción del conflicto social por medio de una ausencia de participación o mínima o si mucho una participación dependiente.

¿Necesitamos más? No, eso es suficiente: aun los explotados y víctimas del sistema (en millones de casos y pertenecientes a las llamadas clase media y baja), son los mayores defensores del mismo y lo hacen a rabiar a todo pulmón, en las redes y en las elecciones. “El opresor no sería tan fuerte si no tuviese cómplices entre los propios oprimidos”. Simone de Beauvoir. 

En otros casos, es el miedo a sufrir la marginación social, a ser considerado izquierdosos, guerrilleros, terroristas… el miedo a la burla, a la pérdida de empleo, a la cárcel y claro, al asesinato, el cual como ya demostramos no es tan lejano en Colombia, lo que explica que la población aun siendo víctima no se haya opuesto radicalmente a lo que se padece desde hace tanto tiempo y no se rebele masivamente contra ese estado de cosas. 

También es claro que funcionó la propaganda sistemática del imperio y los gobiernos dominados por el mismo, contra procesos como el de Cuba… Y por otro lado, también causó mucho daño la perpetuación en el poder de personajes como Castro, Ortega, Chávez y Maduro, lo cual no tiene justificación ni conveniencia para la consolidación y ampliación del cambio en sus países y en otras naciones. 

Espere en nuestra próxima edición la tercera pregunta


César Augusto Muñoz

Consultor senior de Empresas.


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