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EL DISFRAZ DEL CAMBIO

Por Alicia Osorio González

Ex procuradora del Valle - Veedora ciudadana


En la campaña presidencial se nos vendió un personaje inexistente, cubierto de la cabeza a los pies con un elaborado y colorido disfraz que impidió detectar su verdadero objetivo que no era otro que utilizar el descontento y las esperanzas frustradas de los colombianos, para hacernos creer que el suyo seria un gobierno diferente, que enrutaría al país por el sendero de la productividad y el desarrollo, erradicando el flagelo de la corrupción que se ha apoderado del país en todos sus ámbitos públicos y privados. 

Una vez posesionado se empezó a decolorar el disfraz. Si bien el Presidente nombre como funcionarios en altos cargos a personas con conocimientos y experiencia, en cuanto tuvo oportunidad los desecho. Quedo claro que no quería opiniones ni cuestionamientos y demostró que quienes debían acompañarlo serian aquellos personajes que llenaron todos, varios o uno de estos requisitos: 1.Preferiblemente que el elegido estuviera subjudice o que su conducta estuviera seriamente cuestionada ante la opinión publica por sus procederes. 2.Que no tuviera idea del desempeño de las funciones del cargo. 3. Que sin importar las consecuencias del hecho ilícito en que incurriera, si era descubierto seria una tumba con una lealtad a toda prueba para proteger con su silencio la fuente de las instrucciones recibidas.

Cumplido lo anterior viene el respaldo absoluto al implicado, no solo verbal, sino con embajada o consulado a bordo o rotación a un mejor cargo. La consecuencia de lo contrario es el abandono total en el asfalto.

Como ya es conocido el modus operandi del gobierno no tiene limites, al igual que no lo tiene el de los políticos, así que es lógico que la designación de Juan Fernando Cristo como nuevo ministro del Interior, nombramiento apalancado en su probada experiencia en ese cargo, sea un mal mensaje para los colombianos. Es conocida su infinita capacidad camaleónica de cambiar de criterio según se necesite o le convenga, lo cual ya ha dejado demostrado y le garantiza a Petro que es el hombre perfecto para dar el manejo que se requiere y lograr que los congresistas le jalen a sacar adelante la constituyente, además diseñada a su medida, acudiendo a todo tipo de prebendas que es lo único que interesa a los mal llamados padres de la patria, a los que no se puede dejar tomar esa decisión. Ya le están buscando el camino disfrazándola de cumplidora del mandato constitucional.

ENTRE TANTO EN CALI TAMPOCO ESCAMPA. No obstante la calamltosa situación en que se encuentra la ciudad de Cali, producto del maridaje ente el Concejo y los Alcaldes que se han plegado al chantaje de los primeros y que descaradamente se considera y manifiesta que disque es ya es una costumbre, nuevamente vemos a los ediles en las mismas tratando de doblegar al Alcalde Eder, como si todo lo que afecta negativamente a la ciudad no fuera consecuencia de lo exigido y no exigido por el concejo para ser aprobado. Es tan grave la situación que esta ciudad necesitara varios años para recuperar un nivel que nos garantice una pasable calidad del vida.

Así pues, pretender que el Alcalde arregle en unos pocos meses los despropósitos emanados del concejo por las fallas en que incurrieron los concejales en la aprobación de proyectos y el amañado control político, es un total desconocimiento de la realidad social y ‘de las necesidades de la comunidad cuya solución debe primar sobre el afán de perder el vehículo que los ha llevado a la Duma que no es otro que los Contratos y los cargos de prestación de servicios con los que pagan a sus manumisos para hacer el trabajo político y que además los agraciados aprovechan como pueden mientras se cumple el plazo contractual, mientras se desangra el presupuesto municipal.

El clamor de la comunidad, cansada de las descaradas concertaciones, exige que se deje trabajar a la nueva administración para ejercitar un buen gobierno, trasparente y direccionado hacia lograr el bienestar de los caleños y la recuperación de la ciudad. Para lograrlo no hay un camino diferente al respeto a nuestro ordenamiento jurídico que debe ser acatado por cada uno de los dos actores que dirigen esta ciudad desde sus competencias. La administración presentando los proyectos necesarios antes que los suntuarios, con el lleno de los requisitos legales con lo cual el Concejo quedara sin argumentos para buscar por medio de dificultar los trámites, conseguir lo que les conviene que es exactamente, como ya esta demostrado, lo que no le conviene a la ciudad y a sus habitantes.

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