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AMENAZAS PARA LIBERALES

  • Foto del escritor: Redacción
    Redacción
  • 28 sept
  • 3 Min. de lectura

  Por Miguel Ángel Arango

 Pacto histórico y La U

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El liberalismo vallecaucano deberá enfrentar uno de sus momentos más complejos de las últimas décadas y la nueva realidad hace presumir que se agudizará la pérdida  de curules que ya vivió en las elecciones legislativas del 2022 y en las regionales del 2023.

Hace tres años los rojos se convirtieron en la tercera fuerza para la cámara de representantes con 213 mil votos que dejó a la colectividad con dos curules luego tener tres. Bajón inesperado y consecuencia del fenómeno de la izquierda.

El partido de la U y el Pacto histórico se convertirán en los principales victimarios de los liberales. El primer golpe se produce con la candidatura a la cámara del exalcalde de Yumbo, Carlos Alberto Bejarano, cuya organización se distanció del otrora poderoso partido y ahora aspira por la U. Pero también concejales liberales de distintos municipios de este departamento juraron bandera con el partido de Dilián y apoyaran sus candidatos tanto a cámara como a senado.

El Pacto histórico para la consulta del 26 de octubre tiene candidatos con historia liberal que buscaran los mejores lugares en la lista a la cámara de representantes. Pero también tiene gente de la base roja que votaran en esa justa del próximo mes por los aspirantes del partido de izquierda y una vez salgan bien ubicados no se bajaran.

El liberalismo regional sigue en apuros por distintas y y complejas coyunturas. La U que lleva tres periodos consecutivos con la gobernación del Valle del Cauca, y con más de veinte alcaldías elegidas en el 2023 propició una estampida enorme de la mecánica política de las toldas rojas que se fueron huyendo de la pobreza clientelar y aterrizaron en la U que tenía el control absoluto de la burocracia del departamento.

No es un fenómeno nuevo porque muchas veces ha ocurrido en los fugaces reinados de políticos en la gobernación. El ejemplo más reciente es el de la dupla de Juan Carlos Martínez y Juan Carlos Abadía, quienes en las elecciones congresionales del 2010 se dieron tremendo banquete en cámara y senado gracias al poder de la gobernación que tenían en ese momento.

La nueva realidad nos deja la U en absoluta prosperidad, con grandes liderazgos y una perfecta organización empresarial. El lánguido liberalismo no tiene como nutrir la lista y sus pocos y medianos dirigentes que le quedan pronostican que es casi imposible repetir las dos curules y se resignan a quedarse con una.

Aquí es donde aparece el movimiento del exgobernador Juan Carlos Abadía, que está más fuerte que nunca y que tiene el camino despejado para elegir a Álvaro Monedero, en el senado y a David Pinilla, en la cámara de representantes.

Hoy no tienen como llenar el vacío que dejan Adriana Gómez, Juan Fernando Reyes Kuri y Juan Pablo Rojas.

Para los liberales como para el resto de partidos estructurar la lista a la cámara se ha convertido en una verdadera tortura.

LA METÁFORA

La semana pasada el alcalde Alejandro Eder, en visita al barrio El Jardin y donde la muchedumbre lo recibió de buenas maneras se emocionó tanto que cometió tremendo error al decir que en Cali en los últimos años cuarenta años no se han hecho obras.

Asesores del mandatario aseguran que el alcalde fue mal interpretado y  no se entendió su metáfora al pretender dibujar que la ciudad en las últimas décadas no ha tenido el empuje en su desarrollo de los años setenta. Seguramente quiso referirse a la pobreza absoluta de obras que vivimos en los periodos de John Maro y Apolinar Salcedo.

La voz de rechazo más enérgica provino del exalcalde Ricardo Cobo, quien en enérgica comunicación le refrescó la memoria a Eder y le presentó un balance de todas sus obras y las de Germán Villegas, Mauricio Guzmán, Maurice Armitage, Jorge Iván Ospina y Rodrigo Guerrero.

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