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Un tanto del delantero inglés en el 91' evitó la prórroga y acabó con las esperanzas de Países Bajos



Inglaterra jugará la final de la Eurocopa contra España

Ollie Watkins, delantero de Inglaterra, celebra su tanto frente a Países Bajos

 Alex Livesey / Getty

Inglaterra tiene un nuevo héroe. Ollie Watkins, casi de la nada y en el descuento, se marcó una maniobra espectacular para llevar a su país a su segunda final consecutiva de la Eurocopa, esta vez contra España en Berlín, y dejar por el camino a Países Bajos, que empezó marcando pronto pero terminó siendo remontada de forma cruel (1-2).

El ambiente era de partido grande. Hasta 80.000 neerlandeses se dejaron ver por Dortmund, que se pintó casi de naranja por todas las calles. No iba a ponerlo fácil de todos modos la afición inglesa, con menos efectivo pero más ruidosa, como se pudo comprobar en la grada del Signal Iduna Park desde antes de que empezara el balón, cuando se anunciaron los onces solo con una novedad por cada equipo. Koeman metió a Malen por Bergwijn y Southgate recuperó al sancionado Guéhi y dejó en el banquillo a Konsa.

A nivel de atractivo, el primer tiempo no le tuvo mucho que envidiar a la otra semifinal en la que España se enfrentó y venció a Francia. Se podía intuir que sería un partido con más espacios, especialmente por el estilo de juego de Países Bajos, con serios problemas en defensa como se pudo comprobar ante Turquía. Pero todo lo dinamitó un golazo espectacular de Xavi Simons, que estuvo más pillo que nadie para robarle la cartera a Rice y se sacó un chupinazo imparable para Pickford (7’).

Inglaterra ya se había encontrado en esta tesitura anteriormente, sin ir más lejos contra Suiza también tuvo que igualar una desventaja, y encima en esta ocasión se veía con muchos más carriles por donde hacer daño. Un lujo para los artistas de los ‘Pross’, con Foden tirando del carro y demostrando una vez más que Southgate perdió el tiempo con él en la izquierda. También Kane, que no había disfrutado de tocar de tanto balón y probó bien pronto desde lejos, para ser objeto de penalti en la siguiente que tuvo. Una verdadera temeridad de Dumfries, que puso la plancha a una volea del capitán británico que Felix Zwayer se comió. El VAR llamó a la pantalla al colegiado y tras ver el monitor cambió de parecer y Kane anotó desde los once metros ajustando muy bien su lanzamiento, adivinado por Verbruggen (18’).



El monólogo británico fue total. No era para menos con tales desajustes en Países Bajos, algo que estaba claro que podía suceder. Saka disfrutaba con diagonales desde el carril derecho y los de Koeman tenían muchas complicaciones para arrancar contragolpes, aunque en un saque de esquina mandaron un aviso en un larguero de Dumfrie, que casi se redime tras haber sacado sobre la línea el segundo de Foden, que encima casi se marca un Lamine Yamal minutos después pero su zurdazo lo sacó la escuadra.

Depay le facilitó la decisión a Koeman, que seguramente habría tocado algo al descanso. Se lesionó su punta y le fue de lujo al técnico, que en lugar de apostar por Weghorst reforzó con un trivote el medio campo dando entrada a Veerman y dejando a Simons tirado a la banda derecha pero con cierta libertad. Pero un jugador no es capaz nunca de arreglar las lagunas defensivas de un sistema táctico y Países Bajos no retomó ni si juego ni palió sus defectos, aunque sí que dejó algún espacio menos para Bellingham o Foden.

Aun así, estaba claro que los neerlandeses no podían conformarse con lo realizado y Koeman volvió a mover ficha al descanso, esta vez si metiendo a Weghorst en punta por Malen para tener una referencia. También Southgate, con Luke Shaw como carrilero en lugar de Trippier. Hizo más que eso el técnico de la Oranje, porque la disposición defensiva del equipo mejoró ostensiblemente. Inglaterra tuvo el mismo o más dominio de balón, pero pasó a no llegar en absoluto, teniendo un ‘deja vú’ de lo que habían sido sus partidos anteriores en esta Eurocopa.

Más cuando con nada y menos, la que si que asustó fue su rival. No salió hasta el 60’ de su campo, coreando la grada de forma irónica ese hecho, y en una falta lateral Pickford sacó un remate en propia puerta de Walker que estaba por colarse. Una ocasión algo psicológica, porque Países Bajos se vio entonces capaz de hacer daño con muy poco, cosa que hasta el momento no había ni intentado, y se dejó ver en más acciones en transición, aunque sin perder de vista que el objetivo número uno era no dejar huecos atrás. Y es que hasta cambiaron las tornas, porque tomaron control del campo de los ‘pross’, que parecían no entender nada al recuperar su versión más intranscendente.

Pareció cantar victoria Inglaterra de golpe, con una jugada que acabó en gol de Saka, pero fue anulado por fuera de juego de Walker, el asistente, en una jugada milimétrica. Y como había cambiado el partido para los británicos, que tras eso el mejor de primer tiempo, Foden, se fue al banquillo, como también Kane, entrando Palmer y Watkins en su lugar. No tuvo demasiado efecto, el partido quedó como si fuera una larga tregua que los neerlandeses pudieran traicionar en algún momento, pero sin demasiada malicia.

Todo apuntaba a la prórroga. La tercera de Inglaterra, pero de la nada apareció un héroe. El más inesperado, pues había contado con pocos minutos. Watkins, en una jugada directa que parecía no ir a ningún lado, se revolvía más rápido que De Vrij y sacaba un misil cruzado que sorprendía a Verbruggen (91’). Se quedaba sin tiempo Países Bajos, que debía ir a la desesperada y metió a Zirkzee y Brobbey. Lo contrario que Southgate, con músculo añadiendo a Gallagher y Konsa. El intento era a la desesperada, colgar balones, buscar peinadas y segundas jugadas. Y no estaba dispuesta Inglaterra a ceder, se defendió con uñas y dientes, gano sus disputas y se confirmó como rival de España en la final de Berlín. 


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