Por La Voz Secreta/ La intención del alcalde Jorge Iván Ospina de pretender el lote del antiguo y extinto Club San Fernando para convertirlo en un parque temático es buena, pero la forma para lograr ese propósito es mala porque el mandatario juró en el momento de su posesión respetar la Constitución y la ley.
Ayer el alcalde y un séquito de sus funcionarios fueron al predio en mención, abrieron las puertas, ingresaron sin permiso, luego el alcalde izó la bandera de Cali y tomó la posesión de un bien que le pertenece y está en custodia de la nación a través de la Sociedad de Activos Especiales SAE.
La naturaleza se opuso al enviar a un enjambre de abejas para obligar a Ospina y sus funcionario a salir corriendo de su aventura invasora. Hasta podríamos decir que las abejas salvaron al alcalde de un proceso disciplinario porque la primera autoridad municipal no podía invadir a las malas un predio que es ajeno.
La SAE desde el año 2019 le ofreció al municipio la venta del lote del Club San Fernando, pero en aquella ocasión el alcalde Armitage dijo que no le interesaba por el alto costo y porque no era necesario para la ciudad. Eso lo debía saber Ospina de los informes de la Comisión de Empalme, pero parece que no los leyó.
Hasta donde se sabe, el Club San Fernando era una entidad de carácter privado donde los ricos celebraban sus fiestas, matrimonios, se emborrachaban y en diciembre realizaban su feria privada. Hasta donde se sabe, ningún pobre o negro podía entrar siquiera a conocerlo. De tal manera que no se puede decir que ese club era de los caleños. Con ese cuento se pretendió hacer un negociado que consistía en ofrecerlo en venta al municipio para que lo adecuara como un parque recreacional. En esa trampa no cayeron los alcaldes Apolinar Salcedo y Rodrigo Guerrero, pues no tenía sentido comprar un club en una vía de altisimo tráfico, rodeado de funerarias, droguerias y hospitales y que no garantizaba bienestar a los ciudadanos.
El mal ejemplo Ospina de seguro hizo ese acto de invasión para ganar vitrina, como también lo hizo con la huelga de hambre en campaña o cuando marchó en contra de la privatización de EMSIRVA y fue él mismo quien firmó y aprobó la liquidación de esa querida empresa de aseo de los caleños. Con el mal ejemplo, no es de extrañar que los destechados se vayan a los ejidos de Navarro, icen la bandera de Cali y los invadan o que los vendedores se vayan para la Plazoleta Varela y tomen posesión del espacio público.
La efectividad de los bomberos
Como si fuera el mayor de los incendios, el Cuerpo de Bomberos, acudió al lote del Club San Fernando para socorrer al alcalde y sus funcionarios. Fueron enviadas dos maquinas extintoras con 8 unidades bomberiles y 3 ambulancias con 6 paramedicos. Al llegar al sitio vieron que se trataba de ataque de abejas al interior del antiguo club San Fernando, en el momento se valoran por nuestras unidades 10 personas dentro de estas el Alcalde de la ciudad. Cuando la ciudadanía llama, escasamente envian una carrito pequeño.
Otra salida desatinada
A esta acción invasora del alcalde Ospina, se suma la propuesta rídicula de su secretario de seguridad y justicia, Carlos Alberto Rojas, de ofrecer compra o mercados por las armas de los gatilleros, como si éstos se estuvieran muriendo de hambre. Cuando los caleños esperaban anuncios de la conformación de una central de inteligencia para combatir a los hampones, o la adquisición de camaras de ultima tecnologia, la administración local salió con esa babosada y los criminales siguen en Cali como Pedro por su casa.
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