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Mi Opinión: El gran reto para Cali


Por José Renán Trujillo ex senador de la República

A partir del impacto de la pandemia del Covid 19, la historia de nuestra ciudad se partirá en dos y sus gentes enfrentarán el reto más grande jamás vivido: resolver en el inmediato y corto plazo  la catástrofe socioeconómica que dejará esta inesperada contingencia para la cual no estábamos preparados.


Exponencialmente  el escenario será más complicado al acentuarse la crisis que  presentaba la ciudad con sus déficits y deudas sociales, urbanísticas y de todo orden que ya nos distanciaba de ser la ciudad  modelo de Colombia. Es allí, donde el espíritu resiliente de los Caleños probado en diversas etapas de la historia, estoy seguro saldrá a relucir.


Un buen liderazgo será la base fundamental para que este momento que vivimos sea la oportunidad para unir a todos los Caleños  en el propósito de lanzar la ciudad al futuro con visión humanística en el contexto social y democrático del crecimiento y desarrollo con progreso social, distanciado de aquel que dan las frías cifras cuando la riqueza se reparte estadísticamente por el número de habitantes haciendo aparecer  un escenario donde todos gozan de bienestar con la riqueza per cápita perfecta para poder atender al menos sus necesidades básicas, lo que no pasa de ser una gran mentira pues esa representación sólo sirve a las visiones y análisis del capitalismo.


Hoy vivimos una realidad muy diferente, donde la riqueza o la pobreza de los pueblos se miden con parámetros más certeros  a partir de los niveles de vida con bienestar palpable, real, auscultando en trabajo de campo de los individuos en su hábitat y querencias. Por ello me apego con plena convicción a esta forma de ver la realidad social inmerso en las nuevas corrientes de pensamiento económico que hablan de Capitalismo social o Capitalismo de Tercera vía, que acertadamente integran elementos del Capitalismo y del Socialismo para adjetivarlos como Capitalismo del Bienestar que garantiza perdurabilidad y saltos sustanciales  socioeconómicos  positivos en los países y sociedades que los implementan; nuevas doctrinas donde el modelo económico en una sociedad democrática sigue siendo de libre empresa y competencia pero con control estatal para que exista una verdadera  redistribución de la riqueza.

Es esa una visión  de creación de sociedades más justas y equitativas, es una alternativa política y socioeconómica a imponerse en el mundo entero sin conflictos como los ya vividos en el siglo XX y que son una salida viable ante lo que parece ser el fin en el mundo del Neoliberalismo o Capitalismo Salvaje que en Colombia fue adoptado por recomendación del Fondo Monetario Internacional, comenzando su implementación en las postrimerías del gobierno de Virgilio Barco con la ofensiva teórico  económica de  la "internacionalización".

Convencido estoy que el Capitalismo de Bienestar puede ser aplicado a Cali, con las capacidades regulatorias del Municipio y la posibilidad de implementar políticas de fomento, fiscales y tributarias que permitan generar nuevos propósitos y dimensiones político administrativas que generen condiciones para hacer de Cali una sociedad en movimiento  hacia el desarrollo y progreso en el marco conceptual descrito, con un concepto de Democracia directa, expresada en la interconexión del Gobierno con la comunidad, colocada a participar masivamente, más allá de la desgastada democracia representativa, trabajando en todos  los procesos en lo posible con la base, con la gente, construyendo ciudadanía, partiendo del principio o definición que afirma que ciudadanos son todos aquellos que participen en la  determinación y construcción  de ciudad y sociedad.

Hay que construir tejido social. Es la única manera que Cali no esté poblada por simples habitantes que viven  en una ciudad y no participan  en la edificación de  ciudad y sociedad, de su planeación, de las acciones y trabajos a realizar, del control de la gestión pública, y de la ejecución misma de lo programado, hoy indispensable para  lograr las metas propuestas.

Estoy seguro que solo si los Caleños  luchamos por tener esa calidad de ciudadanos; lograremos reinventar la ciudad, y superar las crisis históricas, pagar las deudas sociales, urbanísticas, ambientales, tecnológicas y de todo orden, que arrastramos de tiempo atrás. Ese es el reto que tenemos por delante, convertir a Cali; nuestra Cali multiétnica, en la ciudad donde los raizales y los inmigrantes seamos Caleños de sentimiento y actuación, sin  distinción ni segregación alguna  y la convirtamos en la Gran Metrópoli, en la ciudad del bienestar, en la verdadera capital del Suroccidente Colombiano, en una alianza formal con todas las ciudades de esta gran circunscripción geopolítica,  en la Capital mundial de la Cuenca del Pacífico en alianza cierta, formal e institucional con la hermana ciudad de Buenaventura donde sus habitantes hicieron de Cali, uno de sus barrios y querencias convirtiéndonos en la segunda ciudad con mayor población Afrodescendiente de América.

Todo debe apuntar a trazar la ruta, abrir los caminos y construir la ciudad de la paz y el progreso. Todo está dado; solo hay que liderar un "cambio de actitud", un nuevo pacto social de todos, para todos, para soñarlo y hacer todo. Hay que cumplir y aprovechar el mandato de la Constitución y las leyes donde están las bases para la participación directa de todos los ciudadanos y lograr el propósito  que debe tener Cali si verdaderamente queremos lograr un cambio positivo.

Ese, es el gran reto.  

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