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LOS HILOS INVISIBLES DEL PODER POLITICO

JAIRO RAMOS ACEVEDO

Abogado - escritor vallecaucano



Desde la época romana, existe un refrán: “todos los caminos conducen a Roma”, para significar que, en el antiguo imperio, todas las decisiones importantes pasaban por el senado. 


Naturalmente, visto en perspectiva moderna, podemos afirmar que el órgano deliberante para elegir Contralor, Procurador y Defensor del Pueblo, es el Congreso de la República. 


Sin embargo, en su integración, para el caso de Procurador, será de una terna integrada por candidatos del Presidente de la República, la Corte Suprema de Justicia y el Consejo de Estado; de igual modo el Defensor por terna presentada por el presidente. 


Esto significa que, por donde se mire el prisma, el poder, aunque sea aparentemente difuso, la rama judicial juega un papel protagónico, volviendo muy complejo e intrincado los intereses políticos, para la escogencia de estos altos funcionarios públicos. 


De todos modos, se alude a la posibilidad de conseguir el mismo objetivo por caminos distintos. Asimismo, sucedió con la elección de la Fiscal, donde la Corte Suprema de Justicia, se tomó todo el tiempo que consideró prudente, para escoger. 


Algo parecido ocurre en este proceso de elección de Procurador, en los que, los aspirantes debieron inscribirse para ser seleccionados, y al final el Consejo de Estado y la Corte Suprema, el Presidente se toman su tiempo para escoger el candidato que ofrezca mayor compromiso político con dichos órganos. 


Quizá lo que muchos ignoran es que en la escogencia de los magistrados también en forma velada los intereses políticos juegan un papel preponderante. Desde hace algunos años se busca una paridad en la conformación de estos órganos jurisdiccionales. 


Después con el tiempo, podemos corroborar que muchos amigos y familiares de esos magistrados que participaron en la selección del Procurador, son nombrados en esta entidad. La puerta giratoria, sigue operando sin que los intereses políticos deseen acabarla. Esta telaraña de intrigas e influencias partidistas, jamás van a cambiar mientras subsista este juego de tronos. 


Esta meritocracia disfrazada de democracia es una pantomima. La selección o escogencia de candidatos, no es transparente, ni objetiva, ni alejada de las intrigas torticeras de los jefes políticos. 


La popular frase de que todos los caminos conducen a Roma nos pone en contacto no solo con la importancia que tuvieron las comunicaciones durante el desarrollo y consolidación del Imperio sino también con el poder mismo que encarno el Senado – en la actualidad nos referimos al Congreso de la República- el cual cada órgano trata de actuar independientemente, pero los Representantes a la Cámara saben que cuentan con un jefe único, quien da pautas, establece contactos y compromisos indisolubles, para mantener monolítico el poder que ejercen desde diferentes orillas. 


La elección del Procurador es de vital importancia para conservar los pesos y contrapesos que implica el ejercicio del poder político en Colombia. Sin duda la extrema derecha en su afán de mantener el sistema de corrupción imperante pretende que sea uno de los suyos el ungido por el Senado. 


Sin embargo, el gobierno de Gustavo Petro, no es ajeno a estos malabares del poder. También anhela que el candidato escogido sea del beneplácito de los miembros de esa corporación pública. 


El panorama no está claro para los miembros que integran el Pacto Histórico, deshilachado por dentro, sin mayor hegemonía monolítica, donde los partidos tradicionales han cerrado filas para oponerse a todo cambio que implique perder sus privilegios dentro del Estado. 


No podemos olvidar que el ponqué burocrático de la Procuraduría está  en cabeza del Clan Char, cuyo jefe es German Vargas Lleras (Cambio Radical). Esa pugnacidad, es quizás la más significativa en los últimos tiempos, porque no existe la mayor posibilidad de que ese órgano que ejerce el poder disciplinario contra los servidores públicos sea arrebatado de las garras de la corrupción en que se ha convertido a favor del antiguo régimen de oprobio y privilegios. 


Desde ahora los medios de comunicación abyectos a la oposición política del gobierno, también juegan un papel esencial censurando y escogiendo subliminalmente al candidato que más le favorezca a los partidos tradicionales. 


Este círculo vicioso jamás cambiará, hasta tanto, los órganos que imparten justicia en Colombia no sean alejados o apartados de estos vicios contaminantes de la politiquería. El tiempo nos dará la razón a quien la tiene. Mientras tanto los hilos invisibles del poder se mantienen, sin que podamos percibirlo.

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