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Foto del escritorRedacción

LOS GRANDES MARICAS DE LA HISTORIA

Por Miguel Ángel Arango




El título de mi columna corresponde al título de un libro “Grandes maricas de la historia”, obra del escritor y filólogo español Álvaro J. Sanjuan y que me sirve de inspiración para hacer una reseña muy fugaz del paseo del presidente de la república, Gustavo Petro, y que lo hizo en Panamá con la deliciosa compañía de una hermosa costeña de quien se dice es una chica trans. La izquierda recalcitrante calla y asegura que es un montaje que proviene de la derecha. En los grandes medios la atención de los periodistas gira alrededor de ese acontecimiento pero nadie se atreve a tocarlo en un micrófono o ante una cámara por respetar el derecho a la intimidad.

Se imaginan que estaría pasando hoy en nuestro país si hubieran pillado en Punta Cana a Álvaro Uribe con una dama trans y en su ejercicio presidencial?. “Lo último que nos faltaba es que además de paraco resultó marica”, hubiera sido el discurso de la izquierda.

La derecha debe suponer que el affaire es un asunto de seguridad nacional. Seguramente la senadora María Fernanda Cabal, debe estar preparando su debate de control político para el 20 de julio y lo más seguro es que pedirá que se declare la interdicción judicial  del presidente al considerar que su comportamiento pone en riesgo la estabilidad moral del país.

El asunto presidencial hoy se toma de manera jocosa por parte de los colombianos. De la misma manera se tomaron las miles de versiones sobre la vida privada de otro mandatario de quien se decía que en su casa a la única que le gustaban las mujeres era  su esposa. También le dimos especial importancia al matrimonio de otro presidente con una de sus sobrinas.

La presidencia de la república y el congreso del país es una representación de toda la sociedad colombiana. Por eso tenemos senadores drogadictos, homosexuales, atracadores, jibaros, mitómanos, adúlteros, violadores, narcotraficantes y mil actividades más.

El pasado fin de semana la prensa nacional informó la compleja investigación que adelanta la corte suprema de justicia contra un congresista costeño de Cambio Radical, acusado de intentar abusar sexualmente de  una jovencita. Ella tuvo el valor de denunciarlo ahora falta saber si su juez natural tiene el valor civil para castigarlo.

Para la sociedad contemporánea el asunto sería tópico y nada más. Pero un país con probado arraigo conservador en sus costumbres hoy contempla horrorizado en este nuevo episodio de la historia nacional. Sea montaje o no los nacionales esperan un pronunciamiento del presidente Petro. Se trata del jefe de estado que tiene enorme compromiso con la gente que representa y porque su nombre está en medio de la tormenta es apenas justo como se pronuncie saliendo del fétido armario o denunciando penalmente a los autores del montaje.

Y es que la insólita noticia le da la vuelta al mundo. La humanidad ya conoció el famoso acto oral de una estudiante al presidente Clinton y lo perdonaron. También los americanos se enteraron que su presidente Trump se acostaba con prostitutas y no les pagaba y además no aceptaba que se acostara con ellas. Pero hasta hoy la humanidad no conocía que el presidente de un país se paseara a las seis y media de la tarde con una reconocida chica trans. Esa es la diferencia.

Dentro de dos cientos años nuestros tatataranietos en su clase de historia patria escucharan a sus maestros ocuparse de ese episodio. El problema para el hoy presidente es que ya no podrá defenderse. Correrá la misma suerte de Alejandro Magno, Leonardo Da Vinci, Isaac Newton y Miguel de Cervantes, vendidos como grandes maricas de la historial y sin derecho a defender el daño reputacional como diría Jorge Iván Ospina. Seguramente en mi libro incluiré a este último que siempre ha sido vulgarmente calumniado.

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