Tras las denuncias del Periódico La Razón sobre la desidia del gobierno municipal a cargo de Jorge Iván Ospina para distribuir pronta y equitativamente las "ayudas" alimentarias para los más vulnerables, el gobierno aceleró la entrega de mercados en el barrio Potrero Grande, uno de los sectores más marginados de Colombia.
A las 4 de la mañana llegaron en camionetas presurosos funcionarios a entregar las "ayudas", pero vaya sorpresa para los adormilados vecinos del sector cuando abrieron la "bolsita" que les arrojaron a la puerta de la casa: Dos paquetes de espaguettis, una lata de atún, dos libras de arroz, una de azúcar, un frasco de aceite de 250 ml, una libra de harina pan, una libra de frijoles, una libra de sal, una de alverja. La gente en los sectores populares es muy agradecida cuando las ayudas vienen del corazón, pero en este caso se sintieron humillados, porque ese mercado, como lo hemos advertido en este diario, escasamente sirve para dos días.
Todos hicieron "ploopp". Un adulto mayor con 5 personas a cargo dijo: "Se burlaron de nosotros los pobres". Los vecinos iban de casa en casa porque no creían en lo que sus ojos estaban viendo. "Vecina que trae su mercado". "Vecino, será que se equivocaron y a mi me dieron muy poco". "Vecino a mi no dieron la bolsita". Dios mio donde está la plata de los mercados.
En numerosos mensajes enviados a la redacción de La Razón, la gente se siente maltratada en su dignidad porque esos mercados no salen de la generosidad del alcalde Ospina, sino del presupuesto público de donde se sacaron 60 mil millones de pesos para comprar 200 mil mercados. En teoría cada mercado debía costar 300 mil pesos, cifra suficiente para garantizar alimentación durante el tiempo de la cuarentena. Con los productos que tiene el mercado Ospina se debieron comprar 2 millones de raciones, pero no se ven por ninguna parte.
Para todos no alcanzó
Lo dramático de toda esta situación es que a no todo el mundo le dieron mercados. En unas casas si y en otras no. Es lo que dijo el procurador general de la nación, Fernando Carrillo Flórez, una distribución inequitativa. Pareciera que hubiera favoritismos a la hora de entregar las ayudas. Para ahondar la crisis, la gente cree que los líderes del sector tienen que ver con la entrega de esos mini mercados y no es así. A ellos los llamaron a las 3 de la mañana para que acompañaran a los funcionarios y no tienen ninguna culpa en la distribución porque todo ya estaba planeado.
Por eso la repartición se hace en horas de la madrugada, para que la gente no reaccione y si lo hace ya no están los funcionarios y no hay un hombro amigo donde llorar. La gente en Potrero es muy pobre, viven allí 32 mil personas, padecen del flagelo de la violencia urbana y ahora de la oficial. Si bien no esperaban que les llenaran las neveras - de quienes tienen- por lo menos anhelaban poder resistir la cuarentena en medio del calor y el hacinamiento, pero así será muy difícil.
¿El procurador?
Este no es el primer caso de inconformidad ciudadana en Cali por la calidad de los productos de los mini mercados, en algunos sectores del oriente, los ciudadanos devolvieron las bolsas diciendo: "Muchas gracias, esa clase de ayuda no me sirve. Por favor desela a otra familia que la necesite".
El procurador Carrillo Flórez ha mirado con lupa a varios departamentos de Colombia donde han hecho una feria con los dineros públicos, pero sospechosamente a Cali no lo ha tocado, ¿por qué? Los pronunciamientos del alto funcionario no asustan a nadie porque los resultados de lucha contra la corrupción en Cali son nulos. De un centenar de investigaciones contra el alcalde Ospina, ninguna ha concluido. Se dice que Carrillo Flórez, está en campaña política y que su mentor es Cesar Gaviria Trujillo, quien apoyó al alcalde Jorge Iván Ospina. De modo que todos se tapan con la misma cobija.
¿Y el Concejo?
Las abuelas reprendían a sus nietos diciéndoles: "Con la boca llena no se habla". Eso parece ocurrir en el Concejo Municipal donde no se ha escuchado ningún pronunciamiento sobre la distribución y costos de la ayuda alimentaria para los caleños. ¿Por qué no denuncian? Porque tienen la boca llena y así no se habla.
Se espera que las únicas voces críticas como Diana Rojas, Fernando Tamayo, Roberto Ortiz, Juan Martín Bravo, hagan estremecer sus voces denunciando, tomando la vocería de los pobres y ojalá lo hagan, antes que la gente estalle en la barriada.
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