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Le llegó la hora de actuar a la contralora de Cali


María Fernanda Ayala, recién posesionada como la jefe del organismo fiscalizador tiene en sus hombros la gran responsabilidad de vigilar el eficiente, pulcro y transparente manejo de los recursos públicos por parte de la alcaldía que dirige Jorge Iván Ospina. Ya se han firmado 34 contratos por valor de 10.415 millones de pesos y ahora se buscar verificar que lo adquirido corresponda a la realidad y no existan sobrecostos, ni corrupción. El 10 de enero de 2020, el Concejo Municipal eligió por gran mayoría a la contadora pública Maria Fernanda Ayala Zapata como la nueva contralora general del municipio, correspondiéndole la vigilancia de los recursos públicos de los caleños. Los primeros meses de la funcionaria estuvieron encaminados a conformar su equipo de contralores auxiliares y diseñar el plan de auditorias. A su favor juega su profundo conocimiento del control fiscal pues durante 25 años se ha desempeñado en las contralorías del Valle y de Cali. De modo que María Fernanda Ayala, no llegó a improvisar, ni a conocer sobre la marcha la inmensa responsabilidad que tiene. Pero ahora, como se dice coloquialmente, le llegó la hora para que demuestre de lo que está hecha. Con motivo de la emergencia económica, social y Ecológica decretada por el presidente el 17 de marzo por la pandemia del coronavirus, los alcaldes y gobernadores quedaron facultados para contratar directamente todo lo relacionado para atender la emergencia. Algunos de ellos, aprovecharon para hacer su agosto, adquiriendo elementos de salud y alimentos a costos verdaderamente escalofriantes. Hicieron lo que el Procurador General de la Nación, Fernando Carrillo, llamó la Feria de la Corrupción o lo que el presidente Duque señaló: "Aquel que se aproveche de los recursos de los ciudadanos es una rata de alcantarilla". En el caso particular de Cali, el concejo municipal en un gesto de infinita generosidad le otorgó al alcalde Ospina facultades para destinar libremente 520 mil millones de pesos, dinero que fácilmente puede utilizar para contener o mitigar la pandemia. El camino se lo dejaron expedito para contratar a su antojo. En las primeras acciones, el alcalde Ospina, anunció la compra de 200.000 mercados para la población vulnerable de Cali y dijo que el presupuesto disponible era de 60.000 millones de pesos. Al mandatario le recomendaron que era mejor comprar 500.000 mercados para distribuirlos en varias rondas y lograr así que la gente permaneciera en sus casas confinados en cuarentena. Sin embargo, Ospina, decidió fragmentar los mercados y a la fecha del 14 de abril solo había comprado 35 mil raciones de productos básicos y en una cantidad mínima que produjo indignación, asombro y sospechas de corrupción, entre los ciudadanos. En esos mercados el municipio se gastó 2.500 millones de pesos y el pueblo sigue con hambre. La distribución fue inadecuada, los funcionarios llegaban a las 4 de la mañana y cuando iba Ospina le entregaban unos mercados más voluminosos para que los periodistas madrugadores creyeran que eran grandes. Dinero hay suficiente para alimentar a la población, pero Ospina se niega a hacerlo, porque en sus prioridades están otras obras para ejecutar, como por ejemplo, la segunda parte de la remodelación del Estadio Pascual Guerrero. Pero también hay serios cuestionamientos con la compra de elementos para la salud. El alcalde trinó que ya se habían invertido 7.000 millones de pesos en la adecuación de la Clínica de Saludcoop del Sur, pero lo extraño es que la dotación en esa institución era buena y solo faltaba hacer aseo, arreglar algunas cosas, comprar algunas camas UCI y ventiladores. En la relación de contratos entregados por la alcaldía a la contralora María Fernanda Ayala, al parecer este no se encuentra porque fue ejecutado por la Ese de Oriente a cargo del médico Javier Arévalo. Eso tiene que estar muy bien explicado porque con 7 mil millones se construye en Centro de Salud en una zona deprimida de Cali. La secretaria de salud compró tapabocas sin filtros N95 a 30.000 pesos cuando su precio es de 2.500 pesos. Según dijo el propio alcalde se habría comprado ventiladores mecánicos con el 200% de sobrecostos, debido a la fluctuación del dólar. Revisión a fondo de los contratos La contadora María Fernanda, tendrá que demostrar que la contraloría de Cali sirve y no está pintada en la pared como han querido hacer creer, en especial por el contralor general, Carlos Felipe Córdoba, quien con su fastidioso acento paisa quiere acabar con el control fiscal territorial para que solo quede centralizado. Córdoba ha asumido la vocería para anunciar una estricta vigilancia de los recursos públicos y ya tuvo su primer encontronazo con el alcalde Jorge Iván Ospina, quien en un deshilvanado trinó insinúo como deben investigarlo. El mandatario local se saltó olímpicamente a la contralora de Cali, lo cual es un motivo más para demostrarle al país que el ente fiscalizador caleño es una entidad moderna, con funcionarios honestos, y lo suficientemente capacitada para cuidar los recursos públicos de los manilargos. Este es el infortunado trino de Ospina dirigido al contralor Córdoba.

Jorge Ivan Ospina@JorgeIvanOspina Hace tan solo dos meses un ventilador mecánico costaba un 200% menos de lo que vale hoy , q la subida del dolar , q la alta demanda , q los gringos compraron todo el stock , q no hay. Vaya expliquele eso a la Contraloría y salga ileso. Y resulta que los compradores son ladrones 2.707 9:20 - 11 abr. 2020
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