De manera muy correcta y sensata ha obrado el presidente Gustavo Petro en el caso venezolano y afortunadamente no ha hecho caso de las voces incendiarias que desean poner a nuestro país en grito de guerra con la hermana nación.
Los asuntos electorales venezolanos deben ser resueltos por ellos con sus sistemas legales y constitucionales y no con los gritos destemplados de lideres de la ultraderecha que quieren incendiar el vecindario.
Como lo ha expresado sabiamente el presidente Petro, Venezuela debe solucionar su problema internamente sin la injerencia indebida de la OEA, ni de Estados Unidos, ni Argentina, Ecuador, Costa Rica o Uruguay. Ellos soberanamente deben clarificar el resultado de las elecciones porque si existen dudas de los resultados oficiales también existen muchas más de los entregados por la oposición que dicen que el 80% lo hizo por Edmundo González.
La prudencia que hace verdaderos sabios nos enseña que frente a la convulsa situación venezolana hay que obrar con guantes de seda para no deteriorar los lazos de hermandad que con el arribo de Petro al poder se volvieron a atar luego de que los dirigentes de la derecha colombiana por poco propician una guerra fratricida por congraciarse con los Estados Unidos.
No olvidemos que el señor Iván Duque, abrió las fronteras para permitir el paso de millones de venezolanos que huían del hambre causado por el bloqueo inhumano que ordenó el gran país del norte lo cual nos permite recordar la frase del libertador Simón Bolívar: “Los Estados Unidos parecen destinados por la Providencia a plagar la América de miserias, en nombre de la libertad”.
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