JAIRO RAMOS ACEVEDO
Abogado - escritor
Desde hace años era previsible que una entidad como la UNGRD, fuera permeada por los funcionarios deshonesto y codiciosos. Era la caja menor del gobierno, donde se podía fácilmente sacar la plata del erario, sin mayores dificultades.
Fue bajo este mandato de Gustavo Petro, donde Olmedo López exdirector de la entidad y demás servidores públicos salpicados, demuestra claramente el carrusel existente en el alto gobierno. Es una lastima que se haya empañado el cristal de la pulcritud y la honestidad enarbolada por el gobierno Petro. Pero no en toda familia existen santos o querubines, también hay uno que otro malandrín.
Y, este entramado de corrupción parece que se ha extendido hasta el saliente exjefe de inteligencia, Carlos Ramón González. Algunos piensan que de buenas intenciones está empedrado el camino que conduce al cielo. Por tanto, frente a esta realidad es bueno que se llegue hasta el último implicado en esta ola de corrupción. Por eso, en esta segunda jornada de imputaciones por parte de la Fiscalía General de la Nación, se evalúa vincular cinco nombres más. Después de realizada la audiencia de imputación de cargos contra los primeros sindicados, capturados y delatores, la Fiscalía empezó a destapar sus cartas contra los responsables del saqueo de la malhadada Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (UNGRD), quedando varias alertas, tanto para el gobierno del presidente Petro como para el país.
Los señalamientos que ha realizado la Fiscalía, es apenas la punta del iceberg, dentro de una primera etapa inicial del mencionado destape de pruebas, y que forzaron la renuncia de Carlos Ramón González, sin duda uno de los poderosos del sanedrín presidencial. Este hecho motivó a que el 20 de julio, ante el Congreso, el jefe de Estado pidiera perdón por haber nombrado a Olmedo López al frente de la UNGRD y, reconoció, su responsabilidad política por la designación.
Pero lo que empezó a verse en la audiencia de imputación de cargos, es que otros personajes muy poderosos que ocupan cargos oficiales son responsables también, y que la Fiscalía califica como una empresa criminal para robarse la plata destinada a la prevención y atención de desastres.
Ya son tres los ex-M-19 en esa situación: el mismo Olmedo López, González y César Manrique. Los comprobados delitos de Olmedo y los graves señalamientos contra el exjefe de Inteligencia y contra el aún director de la Función Pública deberían llevar a un ejercicio más cuidadoso en la selección de altos funcionarios –incluidos los de representación diplomática–, una materia que a este gobierno parece no importarle demasiado.
La Fiscalía advirtió también que, el plan criminal de Olmedo y sus socios, fue aprovechado para que el “ecosistema” favorable se diera para formar el tornado de la corrupción: la existencia de un régimen de contratación privada y expedito para que la UNGRD lo utilizara para atender las emergencias que el país requería y, además, las declaraciones de estado de emergencia y de calamidad pública, realizadas por el Gobierno Nacional y administraciones regionales, y que de entrada relajan los controles concomitantes y posteriores de los organismos de control fiscal y administrativo en la contratación Estatal. No hay que olvidar que el Gobierno decretó estados de emergencia nacional por invierno en 2022-2023 y por la sequía de El Niño en 2024. Y es probable que se venga una nueva emergencia por los posibles efectos de La Niña y sus lluvias.
Al amparo de esas declaratorias se han movido presupuestos y se han entregado directamente centenares de contratos, algunos millonarios. Es claro que las emergencias requieren respuestas urgentes del Estado. Pero lo es también que este caso obliga a que el gobierno Petro y las autoridades locales hagan un uso responsable de esos Estados de Emergencia.
La contratación directa entre nosotros, como se está viendo en este caso y los gobiernos anteriores, usaron esta modalidad de contratación – San Andrés y Mocoa - como una puerta abierta para los corruptos, como Meza, exsubdirector de la UNGRD y los asesores Luis Carlos Barreto y Pedro Rodríguez; el ministro de Hacienda, y los expresidentes del Senado y de la Cámara de Representantes, Iván Name y Andrés David Calle, respectivamente.
Este antecedente funesto, servirá como acicate para que la oposición convierta a Gustavo Petro en un santo caído como San Sebastián, zaherido y ultrajado hasta dejarlo desfalleciente, durante los próximos dos años, para que no persista en la ilusa idea de una reelección presidencial en cabeza suya o en cuerpo ajeno.
JAIRO RAMOS ACEVEDO
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