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Foto del escritorRedacción

Esa maldita pobreza que azota a los colombianos

Lucía es consciente de que ni Petro ni otro presidente, por mucho que lo quiera, podrá librarles de la pobreza que toca a sus puertas cada día.

Por Fernando Alexis Jiménez

Periodista - Dirigente Sindical



Mientras que el país se encuentra inmerso en el debate sobre la conveniencia o inconveniencia de que Petro se reelija y aún no pasa el sinsabor porque todavía se desconocen las actas que le aseguraron el triunfo “arrasador” a Maduro, la pobreza sigue galopante entre los colombianos.

Ni Petro ni Maduro me preocupan”, me dijo Lucía, la señora que vende almuerzos en un modesto negocio, diagonal al edificio de la Gobernación. “Lo que me preocupa es que los únicos días en que el negocio se llena, es a fin de mes”, se lamenta, mientras coloca en un pizarrón el menú del día: carne encebollada, ensalada, arroz, fríjoles y sopita de letras. Ah, y se puede repetir agua de panela, subraya, con esa letra menuda y uno que otro error de ortografía.

Es que estudié hasta quinto de primaria—se justifica--, y volví a la finca. Me quedé allí hasta los dieciséis años, cuando me fui a vivir con un recolector de café.”, anota. El hombre era cinco años mayor que ella, no era un Adonis, pero sí trabajador y responsable. Emprendieron el viaje desde Almaguer, Cauca, hasta la capital, con la poca ropa embalada en una caja de cartón, amarrada con cabuya.

La comida, sabrosa; caserita, como suelen decir. Me explica que muchos funcionarios la visitan cuando se les está acabando la plata. Llegan mirando a todos lados, como en un lugar clandestino. Les da pena que los vean comprando un corrientazo de $10.000 “Como si fuera delito comer bueno y barato, sin guardar las apariencias”, se sonríe Lucía.

Con lo que vende, se sostiene junto con su familia y les paga a dos asistentes, mujeres, que como ella sobreviven en la ciudad. No cotiza salud ni pensión. Sabe que envejecerá en la pobreza. “Esto no lo arregla ni Petro ni nadie, sino solo Jesucristo”, sentencia, aunque me advirtió que no es religiosa. Ya se resignó a la pobreza…

 

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