JAIRO RAMOS ACEVEDO
Escritor vallecaucano
Un niño envuelto en lana burda nació en Belén hace más de 2.000 años, en la jurisdicción de Nazareth, territorio de Israel, Lejano Oriente, el niño Jesús. En un humilde pesebre junto a sus padres, Jesús y María y se convirtió en el símbolo de la esperanza y la entrega de amor inquebrantable para el mundo. Así nació el Hijo de Dios, rodeado de animales porque no hubo lugar para Él. Este acontecimiento ha marcado la vida de los creyentes por generaciones.
El nacimiento del niño Jesús ha sido representado mediante figuras y adornos que emulan la tradicional escena religiosa. Pero, ¿cuál es su origen?, ¿quién inventó el pesebre? El origen de esta representación proveniente del latín “praesépe”.
Lo inventó San Francisco de Asís, el santo de la humildad y de la pobreza, en la Navidad de 1223, en el pueblo de Greccio, Italia. Fue San Francisco de Asís el que recreó el nacimiento de Jesús narrado en la Biblia. En un pesebre, reunió a gente del pueblo y a animales. Así nació el primer pesebre en la historia.
San Francisco de Asís pidió a sus hermanos de la congregación y al pueblo de Greccio congregarse para recordar la Navidad. Anhelaba que las personas vivan ese momento como algo real. Por eso, decidió reunir en un pequeño establo una mula, un buey, ovejas y otros animales. Además, se sumaron personas que representaron el papel de María, José, los pastores, entre otros. Y es así como, a través del primer pesebre, la gente pudo ver el significado del nacimiento.
Pese a ser el rey del universo, Jesús fue enviado a la Tierra a nacer en completa humildad rodeado de la gente más pobre, pero grande en espíritu. La representación del nacimiento de Jesús se fue completando con la estrella, las imágenes de ángeles y más animales. La tradición se extendió por toda Europa y de ahí al resto del mundo. La esperanza y el amor. Sin duda, el pesebre va mucho más allá de una bonita representación. Es una recreación que invita a reflexionar sobre el rol de cada personaje del nacimiento de Jesús.
El nacimiento es el momento ideal para unir y fortalecer los lazos familiares a través de la mayor historia de amor. Además, nos pone ante la perspectiva de que las vivencias de Jesús y su familia están más vigentes que nunca. Aún muchas familias migran en busca de mejores condiciones de vida, huyendo del dolor y la pobreza. Hoy tenemos la oportunidad de hacer de nuestro corazón un pesebre que acoja, que abrace, que apoye a los más vulnerables.
El sentido de la Navidad, es saber que todos somos hermanos. Cristo nos llama a reflexionar sobre su gran amor hacia el más necesitado. Impartamos ese amor al prójimo y veamos el pesebre como esa representación del principio de la esperanza.
No debemos olvidar, sobre todo los lectores de TU RAZÓN que, el pesebre es la reconstrucción de un hecho histórico que trae la Biblia, en la que Jesús, en un acto de humildad no solo se hace hombre, sino que nace muy pobre. Esto ocurre con ocasión de un viaje a Belén, que José y María hacen para censarse y someterse a una humillación del Imperio Romano que les obligaba a ir al sitio de origen. Entonces allí, donde María sufrió el frío inclemente frío de la noche, y dio a luz al niño Jesús. Dice la Biblia que no hubo lugar para ellos en ninguna posada de la aldea, es decir, no había un lugar digno para una mujer encinta y entonces terminaron en donde estaban los animales y ahí, en un pesebre, en el sitio donde comen los animales, la Virgen María dio a luz a su hijo virginalmente.
La costumbre de reconstruir el nacimiento de Cristo por medio de la composición de un pesebre, cada año se toma hogares e instituciones en todo el mundo. En la tarea, no solo se ponen a prueba la imaginación y creatividad, sino que, a la vez, dependiendo de la región o de cultura, a esta construcción se van incorporando elementos propios que buscan resignificar los hechos. A través de los ángeles o el ángel, los pastores, quienes representan a los más humildes, según el relato consignado en la Biblia, son advertidos e invitados a celebrar la llegada de Cristo a la tierra. De ahí, proviene el famoso canto que reza “gloria a Dios en el cielo y en la tierra paz a los hombres de buena voluntad”, que en todas las misas es replicado por los feligreses.
Ahora bien, algunos lectores se preguntarán, ¿por qué a Jesús se le da el nombre de Cristo? Muy sencillo, porque es un título que significa "ungido" o "elegido". Este título proviene del griego antiguo Χριστός (Christós), que a su vez proviene del hebreo Māšîaḥ. En la Biblia, el título de "Cristo" indica que Dios envió a Jesús para cumplir las profecías del Antiguo Testamento, ser Rey y Libertador. En el antiguo Israel, la unción con aceite simbolizaba que una persona era elegida por Dios para el servicio de Dios.
El Diario virtual Tu Razón, expresa a sus lectores una feliz navidad y un próspero año nuevo, lleno de amor y felicidad.
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