top of page

EL MUNDO HA PASADO DE LA UTOPIA A LA DISTOPÍA

Foto del escritor: RedacciónRedacción

JAIRO RAMOS ACEVEDO

Abogado

En tiempos de lo improbable -representado por la metáfora del “cisne negro”-nos abre las puertas del increíble mundo de sucesos impredecibles, pero con un impacto inabarcable. 


Para intentar entenderlos, elaboramos explicaciones que no tienen en cuenta el azar y que solo buscan encajar lo imprevisible en un modelo perfecto; y se hace común que surjan muchos analistas y académicos utilizando el espejo retrovisor para descifrar la narrativa de los políticos norteamericanos con nostalgia de futuro, melancolía imperialista o añoranza adámica por una Arcadia feliz. 


La actitud temperamental de Trump, altanera, belicosa, conservadora e hipócrita; será sin duda la etiqueta de su devenir ideológico de extrema derecha en las relaciones internacionales de América del Norte con los demás países, que será de mano dura contra los que no acepten sus condiciones imperialistas. 


En este segundo período presidencial se pronostica que Trump irá directo al grano. Desde su elección como jefe Estado no parece tan sorpresivo sus mensajes en plataformas sociales declarando la conveniencia que Canadá se incorporare a los Estados de la Unión como Estado 51, basándose en el déficit comercial que beneficia a su vecino. 


Lo anterior alcanzó nuevas cotas cuando explicitó el interés que revestía para la seguridad de su país la anexión de Groenlandia y la reincorporación del canal de Panamá a la soberanía de Estados Unidos (ignorando los tratados Carter-Torrijos de 1977). 


Una aparente contradicción respecto a su intención de cesar la guerra de Ucrania contra Rusia (pronto sabremos si toma más de 24 horas) y otros conflictos armados. 


El giro de esta narrativa política sugiere acudir a otras experiencias de la política exterior estadounidense. Particularmente al gobierno de Theodore Roosevelt (1901-1909) quien favoreció y protegió –movilizando la armada y la Infantería de marina de Estados Unidos- la revuelta local que segregó Panamá de Colombia entre el 2 y 3 de noviembre de 1903, y que permitió se concluyera el canal luego que irrumpieran desacuerdos diplomáticos entre Washington y Bogotá por la obra de ingeniería. Como admitiera en una carta a su hijo ese año Roosevelt aseguraba: “Yo tomé Panamá”. Así, Teddy Roosevelt no solo destacaría por ser pionero en la conservación ambiental y el primer estadounidense en ganar el Nobel de la Paz por su papel en el fin de la guerra ruso-japonesa, sino sobre todo por su política del Gran Garrote (Big Stick), favorable a negociaciones y acuerdos, aunque sin descartar la intervención militar. El resultado fue el bloqueo naval a Venezuela en 1902, la toma de las aduanas dominicanas para ordenar sus finanzas o la segunda ocupación de Cuba entre 1906 y 1909. 


En definitiva, apareció el imperialismo sobre el Caribe justificado por el corolario Roosevelt a la doctrina Monroe. 


Todo indica que estos acontecimientos del pasado sirven a Trump, para justificar cualquier otra intervención hacia el futuro; por tanto, frente a faltas flagrantes y crónicas que arriesguen la estabilidad de un país hemisférico o el incumplimiento de compromisos internacionales “podría obligar a los Estados Unidos, aunque con renuencia al ejercicio de un poder de policía internacional”. 


Por cierto, este es el tipo de experiencia a la que reacciona la propaganda de la dictadura de Nicolas Maduro, ducha en aprovechar toda oportunidad para construir amenazas externas, cuando declara que, “Venezuela se va preparando junto con Cuba, junto con Nicaragua para si algún día tenemos que tomar las armas para defender el derecho a la paz, el derecho a la soberanía y los derechos históricos de nuestra patria”


Además, no podemos olvidar otra posibilidad y oportunidad del discurso de Trump, la del blofeo que consiste en exagerar o fingir para impresionar al resto y así obtener ciertos resultados. Como en el póker envida el juego para engañar a los otros jugadores, una técnica usada también en los reality shows, de los que Trump es conocedor avezado. 


En política Internacional también se implementa, siendo uno de los capítulos más conocidos el de marzo de 1983, cuando el presidente Reagan –uno de los íconos admirados por Trump, con el que comparte la trayectoria en el “espectáculo”- propuso la Iniciativa de Defensa Estratégica, un escudo de defensa anti-misiles que operaría desde el espacio (llamado popularmente “Plan Guerra de las Galaxias”) que haría obsoletas a las armas nucleares y a los supuestos de la destrucción mutua asegurada. 


Aunque carente de sustento tecnológico para la época – en 1987 un informe científico concluyó era irrealizable - cumplió su objetivo: la Unión Soviética aflojó el pulso armamentista con un Gorbachov enfocándose en la Glásnost y la Perestroika. 


Es probable que el nuevo presidente estadounidense esté intentando intimidar para lograr concesiones y ventajas, en el caso de Panamá reducir los costos asociados a su condición de mayor usuario del canal, o incluso obtener el compromiso panameño de obstruir la ruta migratoria ístmica del Darién. Pronto lo sabremos. Ante las salidas verbales inauditas de Trump, el mundo está expectante ante las palabras que dirá en la toma de posesión, dejando claro que cualquier medio justifica los fines, interpretando equívocamente a Maquiavelo, en el arte de gobernar. 


Hay que saber que los norteamericanos son muy pragmáticos y nada románticos como los gobernantes latinoamericanos que aun siguen soñando sobre una utopía irrealizable: “Salir del atolladero del subdesarrollo” y en Colombia de la “violencia del subdesarrollo y el subdesarrollo de la violencia”. Hemos pasado sin darnos cuenta de la utopía a la distopía. Y Trump aplicará el lema: “Promesas hechas, promesas cumplidas”.

 

Comments


Suscribase a La Razón de Cali

  • White Facebook Icon
bottom of page