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EDITORIAL: !Se nos perdió la capacidad de asombro! (parte 2) 



Santiago de Cali, abril 17/24

Reflexiones Sobre la Polémica de la Semaforización inteligente en la Ciudad (Parte 2)

En un reciente y extenso trino, el ex alcalde Ospina ha vuelto a poner sobre la mesa el espinoso tema de la semaforización inteligente en nuestra ciudad. Sin embargo, más allá de las polémicas declaraciones, es necesario ahondar en la salud mental del ex mandatario, que parece estar pasando desapercibida ante la opinión pública.

Consultamos a un profesional de la medicina para analizar las conductas del ex alcalde Ospina, y las conclusiones son preocupantes: parece sufrir de un trastorno de despersonalización-desrealización. Este trastorno se manifiesta cuando la persona siente que se observa desde fuera de su propio cuerpo o percibe que su entorno no es real. 

Estos sentimientos pueden ser sumamente perturbadores, llevando a la sensación de vivir en un sueño constante.

Este diagnóstico podría explicar las declaraciones del ex alcalde, cuya desconexión con la realidad es evidente. O bien, nos enfrentamos a un verdadero maestro de la mentira, equiparable a "Riverita", el icónico personaje caleño que mentía sin inmutarse, mientras sus oyentes se carcajeaban. ¿Cómo pretende convencer a la ciudadanía de la viabilidad de un proyecto que, según expertos, está en estado de desastre? El proyecto de semaforización, del cual se alardea un 83% de avance, asegura que los elementos necesarios están almacenados en bodegas sin haber sido instalados. Es como pagarle al constructor el 83% de sus honorarios por materiales que no se han utilizado en la construcción de una vivienda.

En esta situación, es imprescindible que el alcalde Eder tome cartas en el asunto y revele la verdadera situación del contrato de semaforización. Su inacción podría interpretarse como complicidad con el desfalco de la ciudad, algo que los ciudadanos no merecen. Los órganos de control han mostrado una pasividad alarmante frente a las denuncias del ex alcalde Ospina, lo que refuerza la sensación de impunidad que impera en nuestra administración pública.

Desde el punto de vista ético, es imperativo que el alcalde Eder actúe con transparencia y decencia, devolviendo la confianza perdida en el primer cargo del municipio. La pelota está en su campo, y los caleños esperamos respuestas concretas y acciones contundentes para restaurar la integridad de nuestras instituciones.


Consultamos a un profesional de la medicina para analizar las conductas del ex alcalde Ospina, y las conclusiones son preocupantes: parece sufrir de un trastorno de despersonalización-desrealización

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