CALI, DISTRITO BIODIVERSO: DEL LEGADO DE LA COP16 ALPOT DEL BIEN COMÚN
- Redacción

- hace 6 días
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Por Pedro Luis Barco Díaz, Caronte.

El doctor Jaime Berdugo Pérez, viceministro del Interior y alcalde Ad
Hoc de Cali para el nuevo Plan de Ordenamiento Territorial (POT),
recibió a nuestro Colectivo Ambiental y Biodiverso acompañado por la
vallecaucana Nora Mondragón, directora de Seguridad y Convivencia.
Escuchó nuestra propuesta y prometió examinarla con detenimiento.
Planteamos que el POT debe abrir una travesía luminosa, dotándose
de los elementos técnicos y normativos que permitan convertir a Cali
en la Capital Mundial de la Biodiversidad. Una visión que articule
justicia ecológica, resiliencia hídrica y urbanismo sostenible, capaz de
reconciliar la ciudad con su entorno natural y proyectarla como
referente global.
Hasta ahora, el proceso ha tenido escasa visibilidad, pese a ser la
norma que define cómo habitamos y respiramos la ciudad. El POT es
la partitura vital que armoniza lo urbano y lo rural, preservando
comunidad, cultura y naturaleza.
La historia urbana de Cali es aleccionadora. El Plan Piloto de 1950,
concebido para ordenar la ciudad y proteger las tierras inundables del
Cauca, fue desvirtuado por presiones inmobiliarias y ambiciones
económicas. Obras como el Jarillón y el Canal Interceptor CVC-Sur,
aunque facilitaron la expansión, dejaron secuelas graves: ocupación
de zonas de riesgo, relleno de humedales, degradación de ríos y
ubicación de infraestructura crítica en territorios vulnerables al cambio
climático.
Hoy padecemos una infraestructura absurda en el manejo integral del
agua: el Canal Interceptor descarga aguas negras en el Cauca; cinco
kilómetros después está la bocatoma que abastece el 80% del agua
potable; y más adelante, una PTAR que apenas trata un tercio del
alcantarillado. Un verdadero mundo al revés, donde la ciudad se
ordena no por la sabiduría del agua sino por la arbitrariedad de la
mecánica.
Tuvieron que pasar 488 años desde la fundación de Cali para que el
presidente Petro, al designarnos sede de la COP16 de Biodiversidad,
nos recordara que esta ciudad no es solo -por ley- un Distrito Especial
Deportivo, Cultural, Turístico, Empresarial y de Servicios, sino también
un Distrito Biodiverso, que exige un POT eminentemente biodiverso.
La Meta 12 del Acuerdo Kunming-Montreal, esencia misma de la COP,
ordena que las metrópolis conecten sus parques mediante senderos
ecológicos y los enlacen con la ruralidad, tejiendo así una red de
bosques urbanos. Cali, en este punto de quiebre histórico, tiene la
oportunidad de convertir esa visión en realidad.
¿Por qué Cali?
• Porque a solo 10 km se erige el Parque Nacional Natural
Farallones, un santuario de casi 200.000 hectáreas con gran fauna de
felinos, ungulados y osos andinos.
• Porque entre las grandes ciudades biodiversas del planeta
—Manaos, Nairobi, Cusco, Darwin— Cali es la única que ha realizado
una COP de biodiversidad.
• Porque casi un millón de personas en la Zona Verde de la
COP16 demostraron una sed inmensa de conocimiento y conexión
con la naturaleza.
• Porque contamos con 23 bosques urbanos y tres millones de
metros cuadrados de verde comunitario, que nos vinculan a la
iniciativa internacional Cities4Forest.
• Porque además del espléndido Parque Integral Cristo Rey, tenemos
el Parque Pacífico, el Boulevard de Oriente y el Parque Corazón de
Pance -hoy Parque de la Biodiversidad COP16-, cuotas iniciales de la
futura Capital Mundial de la Biodiversidad.
• Porque aún nos esperan decisiones audaces: relocalizar la Base
Aérea Marco Fidel Suárez y la Tercera Brigada, liberar suelos
estratégicos para nuevos bosques urbanos, y destrabar el Parque de
la Cincuenta para conectarlo con los Farallones. Tierra hay de sobra:
la SAE dispone de 25.000 hectáreas de terrenos en el Valle del Cauca
incautados que podrían convertirse en el sustrato de esta
transformación.
El nuevo POT no puede fallar. Debe propiciar la conexión entre el
Parque Nacional Natural Farallones y el río Cauca, hoy incomunicados
por una conurbación abigarrada que arranca en la primera casa de
Yumbo y termina en la última de Jamundí: un muro hostil de 50 km. La
consigna es clara: no meter la ciudad en el bosque, sino traer el
bosque a la ciudad.
También debemos devolver la integridad a nuestros siete ríos
—Cauca, Aguacatal, Cali, Cañaveralejo, Meléndez, Pance y Lili—. El
POT debe:
• Garantizar la Zona Protectora Riparia: cumplir y ampliar la franja
de protección de 30 metros a cada lado del cauce, como lo estipula el
decreto 1449 de 1977.
• Re-naturalizar cauces: avanzar en la descanalización progresiva
de tramos críticos, recuperando funcionalidad ecológica y resiliencia
ante inundaciones.
Y para evitar la expansión descontrolada que devora ecosistemas, el
POT debe fomentar:
• Redensificación inteligente: vivienda vertical y mezcla de usos
del suelo en corredores de transporte público.
• Regeneración de suelo urbano: rehabilitar áreas deterioradas y
subutilizadas, priorizando nuevos bosques urbanos y espacios
públicos de calidad.
El POT 2026 es la herramienta para materializar ese legado,
posicionando a Cali no solo como la Capital Mundial de la Salsa, sino
como la Capital Mundial de la Biodiversidad, donde progreso urbano y
armonía natural son dos caras de la misma moneda.
De nuestra conversación con el viceministro y alcalde Ad Hoc para el
POT de Cali, queda la imagen viva de su entusiasmo por regresar
pronto a la ciudad y recorrer, a pie y con mirada crítica, las rampas que
ascienden desde San Fernando hasta Cristo Rey. También brilló su
lúcida convicción: el bien común debe ser el eje rector del
ordenamiento territorial, principio que trasciende intereses particulares
y asegura que la ciudad se piense como patrimonio colectivo. El nuevo
POT debe ser un documento técnicamente robusto y jurídicamente
blindado contra los intereses especulativos, que priorice la seguridad
hídrica y la integridad ecológica como fundamentos del desarrollo.








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